Los
sindicatos tienen poca fuerza en el sector privado costarricense, y ello no es
novedad. Hay excepciones en algunas áreas productivas pero que son solo eso,
algo que se escapa de la regla general.
A
los patronos se le ha acusado no en pocas ocasiones de sufrir fobia sindical, y
de implementar políticas para frenar la formación de sindicatos. Pero, y si
cruzamos a la acera de enfrente, ¿no padecerán los trabajadores de síntomas
similares?
Yo
me he cuestionado si la poca intensidad sindical se debe principalmente a la
apatía que experimentan los trabajadores después de preguntarse: ¿y para
qué?
El
sindicato se financia con cuotas. Un trabajador que deja de llevarse a la bolsa
un porcentaje de su salario por cumplir con su obligación económica frente al
sindicato, tiene derecho a cuestionar: ¿qué hacen los sindicatos por mí? ¿en
qué me benefician?
Analizar
la verdadera utilidad de la acción sindical en Costa Rica hoy en día es un
ejercicio sano y justificado.
¿Se
ha ganado el sector sindical la idea generalizada de que contribuyen poco en la
obtención de beneficios de peso a favor de la clase trabajadora?
La
unión y organización inteligente de trabajadores debe respetarse siempre, pero
¿por qué no está presente en la consciencia colectiva de los trabajadores
privados la convicción de formar parte de un sindicato?. Algunos podrían
pensar en represalias, pero a la gran mayoría simplemente no les interesa, no
hay una identidad emocional con la figura del sindicato.
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